jueves, 27 de octubre de 2011

Defensa de la alegría






Es difícil el camino hacia la obtención de la alegría absoluta. Mas aún: diría que imposible. Creo que una política posible es la de ir sumando pequeñas alegrías, pasito a pasito, alegrarse por esto y por lo otro, descansar un poco, quizás ingresar en el llano, para volver a brindar en el hito siguiente.
Repensando un poco esta etapa que nos toca atravesar en la historia del país, Néstor Kirchner fue un gran hacedor de pequeñas alegrías, para mi vida y la de muchos.
No bien salíamos de la crisis de 2001, de las muertes de Maxi Kosteki y Darío Santillán a manos de Duhalde, y este tipo (a quien no conocíamos nada y en quien desconfiábamos demasiado) trató de cobarde a la lacra con patillas luego de que éste se bajara de la segunda vuelta electoral. Y enseguida me hizo reir mucho haciendo payasadas con el bastón presidencial recién caído en sus manos.
Volvíamos al llano. En ese momento parecía que todo –todo: la vida política del país– seguiría transcurriendo sin penas ni glorias, como hasta ese momento. Todos los políticos seguían siendo chorros y la política en sí misma era la mayor actividad delictiva. Pero el Pingüino disparó un derechazo al ángulo e hizo bajar el cuadro de Videla en el Colegio Militar. “¡Epa!”, pensé, pensábamos. Flor de pequeña alegría. Y se activaban los juicios y castigos a los represores. Otra pequeña vuelta a la alegría.
La economía se iba reacomodando. De la mano del crecimiento, los salarios también se recomponían. No había desesperación por comprar o vender dólares, y las largas filas para conseguir trabajo iban acortándose con el transcurso de los días. Enseguida sobrevino otro flechazo, cuando el guapo Néstor decidió cancelar la deuda con el FMI, y a otra cosa mariposa. Vayan a controlarle la economía a Magaldi. “Che, qué bueno. Qué bien se siente esto.”
Luego su esposa arribó al poder, con el mismo talento y las mismas ansias por construir, a paso lento pero seguro, un poco más de equidad para todos. Cristina, con Néstor como música de fondo, se plantó ante el más tramposo y oligárquico sector agropecuario. Muchos no entendieron la medida y lograron torcerle el brazo a la pareja presidencial. Y sobrevino algo de tristeza.
Pero enseguida comenzaron a llover alegrones, e intuyo que Néstor tuvo mucho que ver. Se reestatizaron las jubilaciones y Aerolíneas Argentinas, se lanzó la Asignación Universal por Hijo, se repatriaron científicos, se construyeron escuelas como nunca en los últimos 50 años. Se ampliaron las posibilidades de jubilarse y se concretó la movilidad jubilatoria, con dos aumentos por año para quienes nos anteceden en la historia de este país.
Sentimos pequeña gran alegría, no sólo por nosotros, sino también por aquella pareja de locos, y por sobre todo por aquellos que nunca, pero nunca antes, habían obtenido una puta respuesta por parte del Estado.







Y Néstor volvió nuevamente al ruedo. Recuerdo que fue como presidente de la Unasur, sitial desde el cual nos habló de la necesaria unidad latinoamericana. Nos habló de un futuro posible, de la obligación de los jóvenes de plantarnos como millitantes políticos. Las circunstancias históricas o la pura casualidad hicieron que muchos brotes de Néstores y Cristinas empezaran a aflorar –antes y después de ellos– por todos lados. Evo en Bolivia, Lugo en Paraguay, Chávez en Venezuela, Lula en Brasil, Mujica en Uruguay, Correa en Ecuador…
Los pelotudos revoltosos, los que nos gusta el asado con tinto, los negros de mierda, los viejos anarquistas de siempre, las que se embarazan para conseguir un Plan Trabajar, los paraguas y bolitas que se vienen a atender a nuestros hospitales, los que les quitan el laburo a los argentinos, los que no vemos o no queremos ver que el país se va a la mierda, los que condenamos el genocidio de los ´70, los que no le contestábamos al tachero facho o a la familia entera también facha, aguantamos, contuvimos el amor. Pero ya no pudimos más. Nos empezamos a juntar, a hablar, a contradecir al apátrida. Nos rejuntamos y estamos empezando a ganar valor. Parece que somos muchos, parece que también podemos meter miedo, así de ignorantes y ciegos como nos ven. Pero no. No manejamos la misma visión de las cosas. Por suerte, aprendimos: tanto de los viejos tiempos como de los hijos de puta que nos sometieron hasta el cansancio.
Ni en pedo queremos meter miedo. Nuestra acción revalida el respeto, la pasión, el profundo amor por el más desposeído. Nuestra acción pasa por escudriñar lo más posible en las diversas formas de empatía: en aquella pequeña gran acción que podemos nombrar “ponerse en el lugar del otro”. Ponerse en el lugar del otro, doler, llorar y reir con el otro lo más posible. Y desde esa perspectiva pensar, criticar, trabajar, redoblar la apuesta, amasar buena ideología “buena leche”. Nos interesa mucho más practicar la hermandad que soltar la mano. Nos convoca la alegría. La que se gana paso a paso, lenta y seguramente. Eso me enseñaste, Néstor. Nunca menos, Cristina.

He aquí un poco más de alegría. Para nosotros:
http://www.youtube.com/watch?v=DkFJE8ZdeG8&feature=share

3 comentarios:

  1. Sí... el amor es un "recurso natural" que al darse se multiplica.Tenemos que ser amorosos pero firmes, confiar sin dejar de estar atentos; no olvidar que la construcción es entre todos, no sólo de una mujer que en la proa de esta barco sonríe, llora, danza, sin soltar en ningún momento el timón! tu amiga la Ceci

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  2. A mis 59 años, después de 45 de trabajo intenso y de lucha a brazo partido contra las medidas económicas de todos los gobiernos que me tocaron, entiéndase bien todos en estos 45 años, me dí cuenta que lo único que recibí de ellos fueron solamente disgustos y amarguras.
    Pude ver en ese extenso lapso, como se fue desindustrializando el país, se fue convirtiendo la economía en una timba inmoral donde cualquier esfuerzo en pos de la producción y el trabajo era obstaculizado. Pero lo peor que tuve que ver y soportar fue que gente del común, como yo, pequeño empresario dependiente del mercado interno, apoyaron masivamente con sus votos a proyectos políticos verdaderamente suicidas. Eso fue insoportable.
    Cuando de repente y por circunstancias históricas irrepetibles, ( se cayeron Delassota Y Reutteman )apareció el gran Nestor con la incomparable Cristina. Increíble, fuimos afortunados los argentinos, el coraje de ellos dos nos dieron una nueva perspectiva. Casi no puedo creerlo, parece un sueño. Ahora bien, no hay que descuidarse, el enemigo acecha y sigue siendo poderoso, espera agazapado el menor tropiezo, el pequeño error para capitalizarlo en su favor. Así que a profundizar el proyecto, más escuelas, más empleo, mas industria, más valor agregado, más kirchnerismo que es lo mismo que decir más peronismo.
    Hugo Gulias

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  3. a laburar planero, dentro de poco la vas a poder verla en la carcel

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